A la espera de que no ocurra, se advierte que el caso del conocido como El Toro de Pinula, lamentablemente se convierta en una estadística más, de esas que se comentan por algunos días, donde los familiares llevan el dolor por siempre y un secreto por la eternidad guarda a los autores materiales e intelectuales de tales crímenes. Así pasó con otro grande Edín Roberto Nova y al igual que con miles de guatemaltecos, el mundo del deporte no es ajeno a este tipo de situaciones.
Es triste que a las puertas de un nuevo mes de octubre, el mes de la Vuelta, se tenga que llorar a un miembro de ese selecto grupo de héroes que salieron en hombros vitoreados por entusiastas seguidores que en la antigua pista del Mateo Flores celebraban grandes victorias sin saber que el anonimato sería la triste compañía de esos mismos héroes.
Como en alguna ocasión reflexionó don Mateo Flores, las medallas, trofeos y reconocimientos son importantes, pero ninguno de ellos eran aceptados como pieza de cambio en la tortillería de la esquina.
La cultura deportiva guatemalteca tiene como una materia pendiente la forma de legislar y asegurar un final digno a la vida de los hombres y mujeres que con sus logros atléticos han despertado la admiración, el orgullo y el sentimiento patriótico entre los aficionados.
Desde buscar una pensión, hasta establecer un programa de acompañamiento en esa tan temida tercera edad en nuestro país, las autoridades del deporte deberían considerar programas y beneficios que aseguran una vida digna para quienes han dado glorias al deporte y al país. Con el generoso ingreso y presupuesto que manejan las autoridades deportivas en Guatemala, seguramente se necesita de creatividad y un poco de voluntad, para dignificar la tercera edad de la gloria del deporte. En paz descanse y gracias por todo, don Samuel de Jesús Herrera.
Fotos: guatepalabras.blogspot.com
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